viernes, 1 de enero de 2010

Divina muerte!!

En Paz - Amado Nervo

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡Más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tu sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas sumamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Poema atribuido a Borges, pero cuyo real autor sería Don Herold o Nadine Stair.


Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.



Preparando el tema de este día, me di cuenta del punto neurálgico en que se convierte la muerte.
Muerte que no sólo tiene que ver con duelo y dolor, como culturalmente lo hemos aprendido y aceptado. También tiene que ver con cambio, con frustración, con quiebres, cosas que no estamos acostumbrados a ver positivamente, sino mas bien comouna carga, un peso en la vida, que solemos arrastrar indefinidamente.
El asunto es que junto con la lapidaria imagen de la muerte (inevitable, por lo demás) surge como contraposición la fragilidad de la vida y de como nos aferramos a cosas que finalmente no pueden evitar nuestro destino.
A partir de eso, de esa imagen, comienza el cuestionamiento de qué es lo que realmente tiene valor y nos produce la sensación de sentido en la vida. Ciertamente nada material, ni nada que podamos meter al cajón que guardará lo que fuimos.
Entonces, ¿qué tiene sentido? "La duración de la vida carece de importancia, lo que cuenta es lo que hacemos con los días de que disponemos".
En cualquier etapa de nuestra vida tenemos la oportunidad de hacernos cargo de las cosas que nos suceden, de elegir el camino que vamos a transitar, de optar por una actitud con la cual enfrentaremos la vida.
En ese ejercicio, de hacernos cargo de los sentimientos, de los pensamientos y de las acciones podemos descubrir que lo mas básico y esencial de nuestra vida y de todas las vidas es el AMOR.
El amor parte por darnos a nosotros mismos un sentido y un valor que no lo da nada más. Un niño amado es capaz de enfrentar la vida con la claridad de saberse valioso ppor el solo hecho de existir. Un adulto que ha sido amado es capaz de aceptarse a si mismo y de aceptar a los demás, sabiendo que todos tenemos virtudes y defectos, cometemos aciertos y desaciertos, somos capaces de ser sol y nube, y no por eso dejar de ser persona.
El verdadero amor nos lleva a actuar con sinceridad, con caridad, con consideración por el otro, con respeto. En forma lógica, surge el actuar consecuente, es decir, donde sentimientos, pensamientos y gestos están expresados en armonía.
Pero para llegar a ser personas consecuentes debemos transitar el camino del ensayo y error, limpiarnos de los sentimientos de culpa (propios y ajenos), soltarle la mano a los prejuicios, dejar de sentirnos dominados por la violencia (interna y externa), superar la sensación de insatisfacción en nuestra vida, enfrentar la soledad física y emocional, reconocer la razón de nuestros miedos, trabajar en reconocer no solo nuestras pequeñeces sino también las grandezas de las que somos capaces.
Entonces, solo entonces, el día que llegue la muerte podremos despedirnos de la vida con esa sensación gloriosa de la tranquilidad de consciencia, de la felicidad compartida, de la vida disfrutada, de que realmente tuvimos valor para vivir. Ya no importará lo que va en el cajón, sino lo que dejamos sembrado, los frutos de esa vida.

(Y como podemos morir cualquier día, empecemos hoy nuestro ejercicio...)


Escrito por Adriana Jara Cáceres

Cuarto Camino

Este Blog ha sido creado para dejar las experiencias y pensamientos de personas como nosotros que insistimos en creer que podemos ser mejores seres ... y en el camino recorrido, mejores humanos.